Palestina Lliure
Historia 20 de Eman Abu Shawish
Una profesional de la salud mental en Gaza
Al estudiar psicología, aprendimos que una de las características de un acontecimiento traumático es que es repentino e inesperado. Aprendimos que cuanto más preparamos a alguien para ser fuerte y flexible antes de un suceso, más reducimos el impacto negativo que le puede causar. Creo y confío en lo que he aprendido, y una voz susurraba dentro de mí que preparara a mis hijos para la posibilidad de que pudieran vivir sin sus padres, o incluso peor, que pudieran vivir solos sin nadie en absoluto.
A medida que pasan los días y los ataques de la ocupación se vuelven más brutales, y su venganza sobre personas y su dureza se intensifica, sentí que era necesario hablar de esto con mis hijos, ya que la muerte se acerca y casi a diario vemos a un niño como único superviviente de una familia numerosa y extensa.
Por primera vez en mi vida, experimenté un sentimiento del que solo había oído hablar a muchos médicos cuando trabajaba como especialista en salud mental en uno de los hospitales. Solían decirme: "Ni el mejor de los médicos sabe cómo actuar cuando el paciente es su hijo. Se quedan paralizados, como si no supieran nada".
Eso soy yo ahora. Siento que no sé nada, no sé por dónde empezar ni qué decir.
Hasta hace no mucho, nos preparábamos para muchas cosas, como la caída de la noche, la escasez de alimentos, beber agua no potable, abandonar nuestro hogar, quedarnos en un centro de refugiados, el frío y muchas cosas más… pero todo eso es una nimiedad en comparación con lo que estoy tratando de mostrar aquí… Quizás lo que hace insignificantes los desafíos anteriores es que podríamos superarlos juntos, y como solían decir: 'Morir con el grupo es misericordia...'
Un día en que me sentí más valiente de lo habitual, reuní todas mis fuerzas, reconociendo que tenía dos amargas opciones, y el sabio elige el menor de dos males antes de que sea demasiado tarde...
Abrí mi teléfono y vi la foto de un niño que había sobrevivido a la masacre de su familia, y haciendo como que era la primera vez que veía una escena como esta, dije: "Dicen que toda la familia de este niño ha ascendido al cielo como mártires, y que él es el único superviviente. ¿Cómo creéis que se siente ahora?".
Las respuestas de mis hijos fueron: “aterrorizado, asustado, como si la vida se acabara...".
"¿Qué creéis que hará? ¿Adónde irá?" añadí.
Mis hijos mayores se quedaron paralizados, al entender por mi tono de voz y mi lenguaje corporal la idea que estaba intentando transmitir a los más pequeños...
Fayza me respondió con otra pregunta: "No lo sé, ¿adónde podría ir?"
Le dije: "Dios no lo quiera, Dios no lo quiera, pero si a uno de vosotros le pasase algo similar, ¿qué haríais?”
Fayruz estalló en lágrimas al instante y dijo con voz ahogada: "¿Adónde voy, mamá?". ¿A quién debo acudir?". Y esperó una respuesta real.
Para ser totalmente sincera, no tengo respuesta, ya que toda nuestra familia cercana está en la misma situación que nosotros. No tengo familia a la que pueda acudir, ni hermanos aparte de una hermana que quizás sobreviva o no... y mientras pensaba, Masa, mi hija de 14 años, me contestó: "Si alguien se queda solo, que vaya con la hermana de mamá, si es que sigue viva. Y si ella también ha ascendido como mártir, entonces que vaya con cualquiera de nuestros familiares que conozcan. ¿Qué otra cosa podemos hacer?"
Al oír esto, Fayruz rompió a llorar y gritó: "Mamá, ¿qué hago si te mueres? ¡Te juro que no sabría vivir! ¡No quiero ir con nadie más que contigo! No quiero vivir sin ti a mi lado, quiero estar pegada a ti todo el tiempo porque ¡quiero ser una mártir contigo cuando te hagan mártir! Mamá, por favor, ¡¡no me dejes!!".
La abracé y todos lloramos. Entonces Dana suplicó: "Mamá, ¿por qué nos cuentas cosas tan espantosas? Yo tampoco quiero morir sola ni vivir sola sin todos vosotros. ¿Es verdad que las plegarias de una madre se cumplen? Reza a Dios para que nos mantenga juntas, vivas o en la tumba, porque me da miedo estar sola en la tumba".
Ciertas fueron las palabras de los médicos... No pude emitir ni un solo sonido, y admito que me arrepentí de haber dado este paso. Sentí que había abierto una herida que no podía suturar, ¡y eso que soy una persona a quien la gente busca para ayudar a curar esas heridas! Y como cualquier ser indefenso, me retiré de la situación, y dije: "Escucha, rezo a Dios para que nos mantenga juntos y no nos separe, y que, si nos tenemos que convertir en mártires, lo hagamos juntos. Que Dios escuche mi plegaria".
Todos levantaron las manos al cielo y dijeron al unísono: "¡Por favor, Dios!". Les pregunté: "¿Esto os hace sentir mejor? ¿Es una buena plegaria?"
Todos respondieron: "¡¡¡Sí!!!"
Me sentí aliviada, como si alguien me hubiera lanzado un bote salvavidas, y mi instinto me decía que retirarse era mejor que seguir con el tema.
Durante dos días enteros después de esta conversación, Fayruz estuvo pegada a mí como si fuera una prolongación de mi cuerpo. Me acompañaba hasta la puerta del baño y me preguntaba: "Si cae un cohete en el baño, ¿será el baño lo único que explote o el cohete será lo bastante grande como para alcanzarme a mí también?". Quería tener la seguridad de que moriría junto a mí...
Durante los días siguientes, a la hora de cada oración, mis hijos me recordaban: "No olvides pedir que permanezcamos todos juntos pase lo que pase...".
El esfuerzo para distraerlos y mantenerlos ocupados, junto con las oraciones, hizo que la intensidad de su ansiedad comenzase a disminuir lentamente...
Maestros de la salud mental, ¡¡guiadme a mí y a las otras madres de aquí, sobre qué hacer!!
¡¿Cuál de los dos males debemos elegir?!
¿Seguimos lo que nos han dicho, afrontamos el dolor esperado, nos adelantamos y nos colocamos a nosotras mismas y a nuestros hijos en un estado de preocupación preventiva que les roba el sueño, el apetito y la sonrisa; o nos apiadamos de ellos por todo esto y les dejamos a su suerte, venga como venga, mientras confiamos en que la misericordia y la mirada vigilante de Dios les enviará a alguien para cuidarles y ayudarles a sanar?
A menudo me pregunto si ha llegado el momento de revisar los métodos y sistemas de la psicología, y desarrollar un nuevo enfoque científico especializado en la psicología de la gente de Gaza.
Dios todopoderoso, sólo tú eres para cada angustia...
Eman Abu Shawish
Profesional de la salud mental en UPA, Gaza, Palestina.
17 de noviembre de 2023