• Menú
  • Volver atrás
    Palestina Lliure

    Historia 22 de Naheel Al Qassas

    Una profesional sobre salud mental bajo los ataques en Gaza
    Historia 22 de Naheel Al Qassas

    Día treinta y uno de la guerra...

    Echo de menos a mi pequeña sobrina de cabello rubio y rizado.

    Mi sobrina tiene 3 años y medio y es tan dulce como las mariposas. También es traviesa, le encanta divertirse y vestir bien. ¡Y le ENCANTA el helado! Se come el helado de tal manera que hace que cualquiera que la vea comer, se le antoje lo mismo que a ella. Uno de sus momentos más felices es cuando me pinta los labios a mí y luego a sí misma y salimos a hacernos fotos y vídeos. Nunca pierde la sonrisa cuando me ve, porque las dos somos un solo corazón dividido en un cuerpo grande y otro pequeñito.

    Elia tiene un hermano pequeño llamado Omar, de un año y medio y piel morena, muy guapo. Él y su hermana son un trozo de mi alma.

    Esta maldita guerra nos separó y no los he visto desde que empezó. Echo mucho de menos verlos. Anhelo abrazarlos y jugar con ellos.

    Había planeado llevar a Elia a un salón de juegos el fin de semana, pero en vez de eso tuvimos una cita con la guerra. Me da mucha pena no haber podido ir porque a Elia le encanta el mar y le encanta la zona de juegos Kids' Land, sobre todo saltar en el trampolín.

    Desde el comienzo de la guerra, hemos tenido grandes dificultades con las comunicaciones. ¡¡Intenté una y otra vez conseguir cobertura para ver cómo estaban y chatear por vídeo!! Cuando por fin lo conseguí, Elia me vio la cara, sonrió y dijo: "Tía, tengo miedo. ¡Quiero juguetes y mar! Te quiero y te echo mucho de menos." Luego pegó la cara a la pantalla del teléfono como si quisiera entrar en él y abrazarme. Elia empezó a llorar desconsoladamente. Entonces su madre, mi hermana Suhad, cogió el teléfono y me dijo que Elia está aterrorizada y que cada vez que oye explosiones por la noche pregunta si son para una fiesta de cumpleaños. Y añade: "¿Qué es esto, mami? Pero ¡tengo mucho miedo, mami!" Luego abre sus dos manitas hacia el cielo y dice: "¡Dios, por favor, que paren los bombardeos!".

    Hacía poco que Elia se había acostumbrado por fin a dormir en su habitación, pero ahora solo quiere dormir al lado de sus padres en un intento desesperado por aliviar sus miedos. Me pregunta cuándo acabará el bombardeo y cuándo podré llevarla a la playa o a la zona de juegos... ¡¿y cómo respondo a esas preguntas a una niña pequeña?!

    Mi hermana Suhad cuenta cómo se le parte el corazón al no poder conseguirle a Elia su antojo de plátanos en estos tiempos difíciles, y ella grita: "Papá, quiero pollo y huevo". ¡No podemos conseguir ni plátanos, ni pollos, ni huevos! ¡¿Cómo podemos explicarle a un niño pequeño que en Gaza no hay plátanos, ni huevos, ni pollos? ¿Cómo puede una niña de tres años y medio comprender lo que está pasando? Siento que mi corazón está a punto de desgarrarse de dolor por ella y por todos los niños de Gaza, y por los adultos que mueren de angustia intentando cuidar de sus hijos en estas horribles circunstancias.

    ¿No tienen todos los niños derecho a acceder a un espacio seguro donde jugar y divertirse, y a un entorno limpio con zonas verdes y parques?

    ¿No tiene derecho a sentir amor y seguridad?

    ¿No tienen los niños derecho a ser protegidos en las crisis y las guerras?

    Desde el 7 de octubre, no he tenido en mis brazos a Elia ni a Omar. Y desde hace unos días, no sé si están vivos. Y si estuvieran vivos, no sé si tienen hambre, sed o están enfermos. No sé si algún miembro de mi familia ha muerto o sobrevivido, ni si mi queridísima Elia y mi pequeño Omar se sienten asustados y solos, sin un abrazo que los consuele... y mi hermana... no sé cómo pasa sus días. En cuanto a mí, descubrí cómo morir mil veces sin dejar la vida.

    Estamos vivos pero no estamos bien; pero nos mantenemos erguidos y firmes, y encomendamos a Dios a nuestros hijos y a nosotras mismas. A medida que la situación aumenta en complejidad y brutalidad, rezo por un milagro y una intervención divina que haga de esta noche la última de estas desdichadas noches.

    Siempre agradecida y por la gracia de Dios; que Él sea nuestra ayuda.

    Naheel Al Qassas

    Profesional de la salud mental, UPA - Gaza, Palestina.

    23 de noviembre de 2023

    Para leer todas las historias: http://upaconnect.org/category/gaza2023